Llegan los temidos treinta y el mundo comienza a cambiar vertiginosamente a tu alrededor sin que tú puedas hacer nada para evitarlo y sin comprender qué es lo que ha hecho que todo se acelere tanto de un día para otro. En esta vorágine es en la que se encuentra sumergida la protagonista de Cosas que te pasan en Barcelona cuando tienes 30 años.
Una joven periodista mallorquina, que está afincada desde hace años en Barcelona, cumple 30 años y comienza a sentirse fuera del lugar en un mundo que siempre fue el suyo. Estancada en un trabajo precario, en el que ha ido encadenando contratos basura, con un alquiler que no deja de subir mientras sobrevuela la sombra del despido sobre su cabeza, siente que se le está pasando el momento de cualquier cosa. Sus amigos, antiguos bohemios que anhelaban una vida llena de ideales y arte, se van encasillando cada vez más en trabajos que esperan que sean estables y que les permitan vivir una ilusión de la vida que imaginaban cuando estaban en la universidad: Blai recoge la almendra durante unos meses para poder seguir pintando; Nil, el gran poeta maldito, termina siendo un profesor frustrado para continuar escribiendo; Cati, la femme fatale que consideraba el matrimonio una cárcel, está planificando su boda… Todos avanzan hacia una vida adulta en la que nuestra protagonista no encuentra su sitio.
A lo largo de la novela, tras la investigación que pretende descubrir el misterio del bolso que una chica les da en un bar, la protagonista va reflexionando sobre los cambios producidos en su vida y en sus amigos. Con un estilo simple, que hace que la lectura sea fácil de seguir, el lector se sumerge en distintos escenarios de Barcelona y Mallorca para desentrañar la encrucijada de la protagonista.
Esta novela de Llucia Ramis tiene tintes autobiográficos que podrían ser reconocibles en cualquiera que haya nacido entre los ochenta y los noventa; la llamada «nueva generación perdida». En ella se retrata la inseguridad de una generación que anhela volver a la despreocupada juventud, pero que se ve abocada a una vida adulta para la que nadie los ha preparado.
«Al colgar, mi primer impulso es llamar a mi madre. Este es el fruto de nuestra generación; la que, según los mayores, siempre lo hemos tenido todo. Nos educaron para que no nos priváramos de nada que quisiéramos, pero nadie nos guió para que supiéramos qué era lo que queríamos.»
Ramis plasma en sus personajes, con una actitud cínica e irónica, la vulnerabilidad y la prepotencia con la que se escudan quienes no saben cuál es su camino. La protagonista se muestra vulnerable en sus reflexiones y reconoce su incapacidad de elegir, pero frente a sus amigos, quienes se compadecen de ella por su indecisión e incertidumbre, se muestra arrogante y decidida, aunque todo sea una fachada.
Se trata de una novela que, bajo una trama aparentemente insulsa, esconde una fuerte crítica social, en la que se nos muestra la vida de aquellos que estaban destinados a comerse el mundo pero que han terminado comiéndose la precariedad de un sistema económico y social que los ha engullido.
Publicada en el semanario El Noroeste:
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