«Kairós», Alicia Párraga

Título: Kairós | Autora: Alicia Párraga
Páginas: 84 | Editorial: Boria ediciones

Vuelvo desde mi prolongado letargo con un poemario de una joven escritora murciana: Alicia Párraga. Esta joven poetisa, tras licenciarse en Filología clásica por la Universidad de Murcia, trabaja como interina en el sector de la Educación Secundaria. Ha publicado previamente algunos de sus poemas en la revista digital Bohemia y en el fanzine Carne para el perro.

Sin embargo, no publicará su primer poemario hasta principios de este año: Kairós. En él la autora nos acerca a los dioses del monte Olimpo y nos muestra a través del tiempo eterno en el que ellos viven, una crítica social y un erotismo que recorrerá nuestros sentidos.

La mayoría de poemas recopilados en estas fugaces páginas están plagados de referencias mitológicas que nos muestran la formación académica y cultural de la poetisa. Párraga parece querer revalorizar la unión del pasado y el presente, volviendo la vista hacia unos mitos que siguen estando vigentes en nuestra dionisiaca sociedad. Un ejemplo de ello lo podemos apreciar en el poema «Seis horas con Morfeo», en el que la autora refleja la rapidez con la que queremos desprendernos de su amoroso manto, arrastrados por un ritmo de vida frenético y caótico del que no somos capaces de escapar: «Intente olvidar el brillante hachazo/ que partirá mi almohada en dos,/dejándome caer sobre un áspero lecho/ sembrado de legañas, ojeras/ y horas por fichar».

A lo largo del poemario, además de las claras alusiones a la mitología grecorromana, también podemos encontrar numerosas citas de autores de la Literatura universal. Desde Ana Pérez Cañamares, autora canaria con la que abre el poemario, hasta Raquel Lanseros, poeta andaluza con la que lo cierra, la poetisa se rodea de un gran elenco de nombres por todos conocidos, como Luis García Montero, García Lorca, Miguel Hernández, Dionisia García… que refuerzan los sentimientos que se quieren transmitir en cada uno de los poemas. Crea así una red de asociaciones que enriquecen el imaginario colectivo de los lectores. Los poemas dejan de ser así algo ajeno a nosotros, para acercarse a nuestra percepción del mundo.

En cuanto al lenguaje, se agradece que se aleje de esta corriente prosificadora en la que está sumiéndose la «poesía» actual y que se respete, en cierto modo, ese extrañamiento que nos deben causar las palabras en verso. Con esto, no pretendo decir que los poemas sean difíciles de comprender o utilicen un vocabulario demasiado culto y ajeno al lector. Al contrario, me ha sorprendido gratamente que se consiga el alejamiento del lenguaje coloquial mediante palabras comunes. La riqueza, a mi parecer, reside en las metáforas y las asociaciones que establece Párraga a lo largo de sus versos: «Bares y bibliotecas son los templos/ donde acuden religiosamente/ quienes apostatan de la cruda realidad». Aunque bien es cierto que estas imágenes que utiliza, en muchas ocasiones, están ya muy manidas por la tradición literaria.

La crítica social y el erotismo están patentes entre los versos que componen el poemario e invitan a la pausa entre el ajetreo y a disfrutar del goce sensorial que nos ofrece la relación con el otro: «Me declaro adicta a los gramos de canela/ que salpican la geografía de su cuerpo». Estamos inmersos en un mundo que nos empuja violentamente a la producción, a la eficiencia y a la materialidad de las cosas; y en medio de ese mundo, Párraga propone volver a admirar a nuestros héroes terrenales, a las personas que nos rodean y nos hacen ser quienes somos.

Tras leer el poemario, me quedo con la sensación de la evocación de sentimientos y de volver a enraizar con mis orígenes más antiguos. Me hubiese gustado un poco más de atrevimiento a la hora de crear metáforas e imágenes propias. Sin embargo, animo a que este Kairós, este lapso en el que algo importante está sucediendo, sea el principio que invite a mejorar y a desarrollar de una manera más personal esos sentimientos.